La escuela de Lomas de Angol se convirtió en el epicentro de una significativa celebración cultural y espiritual, al albergar la tradicional conmemoración del We Tripantü, el Año Nuevo Mapuche, y el Día Nacional de los Pueblos Originarios. Este evento fue organizado por la Asociación Mapuche We Mongen de Cabrero, en colaboración con diversas asociaciones y representantes de comunidades mapuches de la región, incluyendo Yumbel, Los Álamos, Alto Biobío y Concepción.
La celebración estuvo encabezada por la respetada Machi Herminda Nahuelpi Huenchuñir, quien dirigió el ritual del “Anurrewen” (plantación del Rehue), un acto simbólico que otorgó a Lomas de Angol el estatus de territorio espiritual y cultural. Este acto ceremonial fue seguido por el Llellipun, una ceremonia de agradecimiento y renovación espiritual, esencial en la cultura mapuche.
El We Tripantü, que marca el solsticio de invierno en el hemisferio sur, es una fecha sagrada para los pueblos originarios. Este evento simboliza el renacimiento de la naturaleza y el inicio de un nuevo ciclo, reflejando una profunda conexión con los ritmos naturales y el cosmos. Para la comunidad mapuche, esta celebración no solo marca un nuevo año, sino que también representa un momento de reflexión, renovación y esperanza.
La jornada contó con la presencia de destacadas autoridades locales y regionales, subrayando la importancia del evento. Entre los asistentes se encontraban el alcalde de Cabrero, Mario Gierke, la delegada presidencial provincial, Paulina Purrán, los consejeros regionales Eduardo Borgoño y Enrique Kraus, así como Gloria Callupe, encargada de la Unidad de los Pueblos Originarios del Gobierno Regional. Su participación destacó el reconocimiento y apoyo institucional a las tradiciones y cultura mapuche.
El evento fue el resultado de una estrecha colaboración entre diversas comunidades y asociaciones mapuches, demostrando la unidad y fortaleza de las tradiciones indígenas. Representantes de Yumbel, Los Álamos, Alto Biobío y Concepción se unieron en esta celebración, reforzando los lazos culturales y espirituales que unen a estas comunidades.
La plantación del Rehue y la ceremonia de Llellipun no solo revitalizaron el espíritu de la comunidad mapuche, sino que también subrayaron la importancia de preservar y respetar las prácticas ancestrales. Estas ceremonias actúan como un recordatorio de la rica herencia cultural que los pueblos originarios mantienen viva a través de generaciones.
La celebración del We Tripantü en Lomas de Angol no solo fue una festividad cultural, sino también un potente símbolo de renovación y esperanza. La participación activa de autoridades y comunidades en este evento refleja un creciente reconocimiento y respeto por las tradiciones mapuches. A medida que el solsticio de invierno marcó un nuevo ciclo, la comunidad reafirmó su compromiso con la tierra y sus ancestros, celebrando la continuidad de la vida y la cultura en una jornada de profunda significación espiritual.